Hay ciertas cosas en este mundo que de alguna forma se han aferrado a la humanidad por lo que parece ser una eternidad. Cosas que gente antes de nosotros hizo hace miles de años, cosas que nosotros aún hoy en día practicamos y vemos como normal. Aparte de las actividades obvias de comer, dormir y amar, hay momentos quizás más profundos y románticos que aquello de la vida ordinaria. Seguir un sendero hacia un bosque, pasar por un precipicio cerca al rugiente mar, y mirar fijamente el negro y majestuoso cielo de la noche, iluminado por estrellas incandescentes, es una de esas cosas.
Nosotros como humanos siempre hemos admirado y abrazado las estrellas, las hemos anhelado, deseado ser una con las posibilidades infinitas del espacio abierto y el Universo. Las estrellas son únicas, porque nos presentan un esquema metafórico de devastación y felicidad - destrucción y creación. Muy parecido a una estrella caída o nacida, las civilizaciones humanas han sido creadas o destruidas. Es el curso de la naturaleza, ciclo de vida, aunque nos preguntamos: "¿Cuál es la causa de una estrella caída? Cuando nuestra sociedad está podrida desde dentro y afuera, ¿que salió mal?" Preguntamos, y buscamos respuestas arriba, como siempre hemos hecho, después de la comprensión de que nosotros como especies no somos más que una mancha diminuta - una función aparentemente irrelevante - de un enorme sistema de fuerzas, ideas y espacio.
Nuestra sociedad, atascada en una era de tecnología moderna, medios masivos y revuelta de multitudes, no es mas que el resultado de ideas negativas que empezaron a circular mucho antes de que los efectos fueran experimentados. La idea de un Dios absoluto, sostenido como incuestionable ante algún punto de vista relativo, fue usado en las eras medievales por las masas, para ganar poder económico igual al de la nobleza. Integrándose con la estructura de la sociedad al influenciar el juicio del Rey, el Cristianismo fue pronto un método aceptado de justificar un comportamiento moral absoluto, codicia económica y la noción de dualismo: ver el mundo gobernado por una fuerza externa, y dejar que ese poder in situ justifique cualquier conducta vinculada a esa fuerza.
Pero lo que el Cristianismo le hizo a la sociedad medieval, no fue sólo conservar y reclamar poder - sino también usarlo y fortalecerlo por medio de la centralización: Esto fue opuesto a las sociedades Paganas, que carecían de cualquier forma de poder nacional o central, y en su lugar promovía la localización donde jefes locales, mediante una forma directa de Democracia, mantenían su poder sobre una sola villa. El Cristianismo, siendo el sistema de creencias absolutistas, redujo estos puntos relativos de poder a una centralización en la estructura de la sociedad. El resultado es lo que nosotros como modernos experimentamos hoy día, el mínimo común denominador normalizando todo en su camino, para asegurarse de que la ilusión de la "igualdad" pueda prevalecer sobre jerarquía y diferencia en puntos de vista culturales.
La idea de capacidad homogénea actual impone un sistema gubernamental donde la voz de la mayoría es más fuerte que la voz del genio y pensador solitario. Cualquier oposición o disidente es suprimido y etiquetado como desviado o blasfemo, por lo tanto, cualquier respuesta relativa a la absoluta ya creada, es negada. Lo que sigue, es una falta de variación, falta de estabilidad, y un control gubernamental impuesto mediante medios de masas, leyes burocráticas y políticos de "libertad". A través de los medios de la Democracia, los países de hoy usan la visión binaria del bien y el mal, para afirmar la tolerancia de su propio interés egoísta, y dar caza a su contraparte "maligna".
La gente esta separada así entre su propia cultura racial, la cultura próxima a ellos, y la cultura en frente de ellos; principalmente esa del entretenimiento y el consumismo. Lo que sigue, es un odio hacia algo desconocido, en vez de amor hacia algo conocido. Esto no fue originalmente cómo el Paganismo indoeuropeo veía a las culturas relativas; las incursiones vikingas resultaron en guerra, muerte y sufrimiento, pero nunca una justificación dualista de darle caza al "mal" donde quiera que apareciera un diablo de rojo, como se veía con los cristianos inseguros de sí mismos en los tiempos medievales.
Mientras estamos aquí, originalmente en tierra pagana, buscamos respuestas a cuestiones muy dentro de nosotros. Perdidos en el mundo moderno de estilos de vida caóticos, nosotros como claros individuos pensantes deseamos una vida más simple, natural y significativa, algo más allá de lo que la sociedad actual nos puede ofrecer. Mucha de nuestra gente ha degenerado en robots insensibles donde el autoplacer temporal es la más alta de las leyes, creyendo que al final del día, todos los problemas serán resueltos. Pero mientras continuamente despertemos en medio de la noche, sudorosos y confusos, ¿quienes somos para engañarnos, para creer en algo que murió hace mil años?
Cuando una estrella cae, muere, y nosotros por tradición somos capaces de desear algo que se hará realidad. Quizás deseamos algo o alguien a quien amar, una mejor situación económica, muchos amigos en nuestras vidas o sólo que el momento de tranquilidad y asombro dure toda una vida. En este preciso momento estamos posicionados dentro del espacio eterno, porque esta es la orden del universo; crear una estrella, verla desvanecerse hasta que muera y pierda toda su energía y luz, sólo para inducir un deseo y crear algo nuevo de lo viejo.
Después de tal contemplación, uno tiende a levantar los ojos hacia el fulgurante firmamento y preguntrarse esta cuestión: "Si estas estrellas murieron hace un millón de años, pero debido a la gran distancia desde la tierra, no se puede ver que su luz ya expiró - ¿qué estoy mirando ahora?"
Vemos cosas en este mundo que consideramos como "positivas", pero finalmente entendemos, que estas cosas "positivas" no son sino restos del pasado que murieron hace un largo tiempo, aún antes de que naciéramos. No son sino restos de cosas fallidas y miserables. ¿Tal vez deberíamos cambiar de dirección? ¿Quizás deberíamos buscar otras posibilidades, más allá de lo que un arreglado "si" o "no" pueda darnos en retorno? ¿Quizás deberíamos dejar que nuestros ojos atisben las resplandecientes estrellas, aquellas que hasta hoy están vivas, y dejar que nos guíen en toda nuestra vida hasta que, nosotros también, nos desvanescamos y nos volvamos un deseo para mañana?
*Traducción de wild in the woods
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